
Que importante es nuestro intelecto, es el valor o instrumento supremo que poseemos los seres humanos, privilegiados por sobre los demás seres vivos que cohabitan el planeta, pero la sola cognición o intelecto sin el matiz más sublime común a todo ser vivo indiferenciadamente, como es la capacidad de amar, y más globalmente de experimentar sentimientos y emociones , digo todo ser vivo, porque cualquier animalito que recibe los cuidados y afecto necesarios es capaz de retribuirlo en la más genuina expresión, también las plantas que si se les riega y se les cuida apropiadamente florecen manifestando su felicidad con el entorno y con la vida. Que sabia es la naturaleza y como nos cuesta tanto plantearnos la vida desde una perspectiva así, porque los humanos tendemos a ser tan deterministas e interactuar todo mediante o a través del intelecto, factor que tal vez ha contribuido a que el mundo vaya de manera creciente formando sujetos más individualizados y egoístas, porque lamentablemente la generalidad tiende a deducir que lo más productivo y exitoso es aquello que directamente permite generar o lograr más, pero ese “más” referido y orientado hacía bienes materiales, las sociedades, se han ido despersonalizando, porque mientras menos se involucran las personas emocional o sentimentalmente con los otros, más fríos y calculadores pueden llegar a ser sin cuestionamientos o culpas, en pro de las metas que buscan alcanzar, alienándose y perdiendo la calidad humana y compasiva de su propia naturaleza, pero ¿satisface ese modo de vivir? generalmente no, puesto que vemos la vaciedad que en tantos individuos existe, mas allá de sus riquezas materiales puesto que aquello jamás llenará lo verdadero, substancial o esencial, porque ni el ser humano más acaudalado podrá comprar amor, dignidad, justicia suprema, etc. pero si ese maravilloso intelecto que poseemos, lo enfocamos y conectamos con el amor, las emociones y los sentimientos más nobles de nuestro interior, podemos lograr más y mejores metas en la vida, que estarán plasmadas de ese “algo maravilloso” que se manifiesta en la sintonía más perfecta, mente, cuerpo y espíritu que nos hace sentir seres realizados, íntegros llegando a entender que somos un todo entrelazado y conectado con el universo alcanzando la fluidez y retroalimentación con la gran fuente suprema de quien procedemos y somos parte (Dios o Universo) . Todos quienes deseemos ir más allá de la razón, lo podemos conseguir, pero debemos sentir la convicción real y auténtica de humanizarnos y volver a la esencia pura y noble de la cual emanamos así dejaremos de formar parte de esos “entes artificiales deshumanizados” que hoy tristemente abundan en las sociedades y la corrompen.
En Ágape promovemos que nuestro espíritu o esencia fundada en valores altruistas se levante y disponga en función de ese maravilloso don que poseemos, que es la capacidad de pensar , actuando como el canal mediante el cual fluirá todo lo bello y armonioso que habita en nuestro interior, permitiendo que se exteriorice.
Rosa Ascencio A.
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