
Su alegría y su dolor, su encanto, el laúd de su risa.
Silenciados están los mágicos momentos de la flauta,Y la forma y el color y el breve éxtasis.
Quiero escuchar, en la solitaria amplitud de mi espíritu
La Voz que habla cuando los labios mortales han callado:
Busco la maravilla de las cosas absolutas
Nacidas del silencio de la Eternidad.
Hay una necesidad en el alma del hombre
Que los esplendores de superficie nunca sacian;
Porque la vida y la mente, y su gloria y su debate,
Son el lento preludio de un tema más vasto,
El confuso bosquejo de un plan divino,
Un prefacio para la épica del Supremo.
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Nota:Las palabras de Sri Aurobindo son una fuente de inspiración, todo esto considerando que no se puede dar solución a la materia sin la grandeza del espiritu, que es ahí donde radica el poder de traer desde ese plano invisible nuestros sueños y los más grandes logros que un ser humano pueda siquiera imaginar
Mauricio Rojas Ortega.
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